A nuestro juicio, no fue a los militares, tampoco a la ciudadanía o a la clase política, mucho menos a los narcos. Andrés López es un animal político, vive, respira, come, duerme, se oxigena y alimenta de la política 24 horas al día, está en campaña desde hace 18 años, pero vive en la política desde hace casi medio siglo, de ahí que es un cazador nato con un olfato extremadamente desarrollado para leer los tiempos, anticipar jugadas, marcar agendas.
Sigue la pregunta ¿A quién le habla AMLO?
Para contextualizar la posible respuesta, basta decir unas líneas. Colombia en la década de los años ochentas y noventas tuvo un escenario violento, con las guerrillas operativas y los cárteles de la droga. En 1991 llega la nueva constitución con alto octanaje en Derechos Humanos. Con ella, también llegó un acontecimiento no menor, la firma del Plan Colombia, con el cual Estados Unidos brindaría apoyo táctico, militar, tecnológico y económico al país. ¿A cambio de qué? Sólo los firmantes saben los detalles finos de esa negociación.
El resultado evidente que hoy podemos ver en retrospectiva, es un país que ha desmontado la actuación violenta de los cárteles (esto es, se ha administrado la violencia, porque el narco sigue vigente) y se ha desmilitarizado a la guerrilla. Estados Unidos hoy tiene bases militares en territorio colombiano, que antes del plan no tenía.
México lanza a sus militares a las calles en 1997, con Zedillo. Una década más tarde México firma con Estados Unidos un tratado en la capital de Yucatán, conocido por el nombre de esta ciudad, Iniciativa Mérida.
¿Qué se negoció en él? Sólo los intervinientes y muy pero muy pocas personas en nuestro país conocen los alcances de este documento. No obste, podemos citar algunos puntos a considerar. Un nuevo sistema de Justicia Penal, la constitucionalización de los asuntos de delincuencia organizada, una gran reforma en Derechos Humanos y juicio de Amparo. Tenemos territorios emblemáticos en símbolos de soberanía como Juárez, Acapulco, Veracruz, Morelia, Tamaulipas, Tijuana, entre tantos, que han sido dinamitados en su tejido social. Estados Unidos ha proveído recursos tecnológicos, técnicos, capacitación, armamento y capital ¿A cambio de?
En estas dos décadas de lucha infructuosa y fracasada contra el narco, hoy tenemos cuerpos policiales, municipales, estatales, federales, coordinados, mandos único, gendarmería superados. La intervención del Ejército no ha sido menor y en la mayoría de los casos su actuación ha sido cuestionada interna y externamente por organismos de Derechos Humanos. Hoy el Senado discute la aprobación de la Ley de Seguridad Interior, en un intento por normalizar la actuación de los militares y marinos en labores de seguridad pública y procuración de justicia. ¿Alguien se ha preguntado en un escenario dentro de la teoría de juegos qué ocurrirá en el supuesto de que las Fuerzas Armadas sean superadas, como lo han sido el resto de las instituciones de seguridad del Estado Mexicano?
Siguiendo (en el caso de ser real) el paralelismo entre el contexto colombiano y el mexicano, el país caribeño vivió un “proceso de paz”, cuyas fases son similares a las que experimenta nuestro país.
De ahí que sigue sin contestarse la pregunta, ¿a quién le habla AMLO con la supuesta amnistía? Insisto, no es a la clase política, electores y menos a los narcos. Andrés López, el sagaz político, que observa como inevitable la Ley de Seguridad Interior y la constante degradación de esa política de seguridad, le habla a los redactores de la Iniciativa Mérida para que vean en él un político, que en caso de ganar la presidencia, continuará ese proceso obscuro de la pacificación continental…