Por: Lorena Azúa
Vamos a cambiar un poco los roles, e imagínate que de repente llegas con tu jefe y te despide diciéndote que no está satisfecho con tu trabajo después de 2 o 3 años en los que has colaborado en esa empresa, o que cometiste un error irreparable hace 6 meses.
La retroalimentación del desempeño debe ser una práctica constante entre los empleados y colaboradores; es más un hábito, de modo que el empleado pueda saber cuáles son sus fortalezas y cuáles son las áreas que debe mejorar. Pero, sobre todo, tomar decisiones bilaterales para mejorar el desempeño.
¿Cómo debo retroalimentar a mis empleados?
- Primero que nada, prepara una sesión formal con cada empleado para brindar retroalimentación. Convoca a la reunión y asiéntalo en tu agenda
- Reúne información, revisa los antencedentes del desempeño de la persona a la que retroalimentarás, consigue información objetiva y prepara ejemplos concretos tanto de fortalezas como de debilidades para trabajar sobre ellos.
- Previo a la sesión, pídele que haga una autoevaluación de su desempeño, centrada en su trabajo, es decir, no en quejas o solicitudes que quiera hacerte. Para esto, puedes diseñar un formato.
- Ya en la sesión comparen su autoevaluación con el análisis que tú realizaste.
- Inicia con las fortalezas, ya que si empiezas a hablar de cosas negativas, provocarás que se cierre la comunicación y puede generar controversias; continúa mencionando las áreas de oportunidad y tus sugerencias para mejorarlas.
- Elaboren juntos un plan de acción, que contenga las metas y objetivos a los que se pretende llegar, qué se requiere para lograrlo y cuándo se realizará y cómo se medirá.
- Finalmente, haz un cierre cálido de la reunión y agradece la apertura y voluntad de mejorar.
Algunos tips para realizar la sesión de retroalimentación:
- Realízalo cuando tú y tu empleado se sientan tranquilos y dispuestos para la sesión.
- Efectúalo con todo tu personal.
- Nunca lo hagas en público.
- Evita frases negativas.
Recuerda que “Empleado feliz, empresa feliz”.