By: Norma Morel
De pronto mi celular se inunda de memes, video-memes y más memes sobre el Coronavirus, avisos, noticias, fake news, decretos, declaratorias, consejos, chistes, oraciones, corazoncitos, ositos y un sinfín de material que llena la memoria de mi celular diariamente y a una velocidad inusitada, lo que me obliga a usar horas del día para estar borrando y tener espacio para supongo, cosas más importantes.
Por supuesto que estando todos confinados en nuestras casas haciendo home-office para continuar con los compromisos empresariales, nuestras herramientas de trabajo como el celular se vuelve indispensable y tenerlo en estado óptimo es una prioridad.
En un proceso de comunicación por demás extraño, aparece el fenómeno a donde lo que importa es estar enviando mensajes indiscriminadamente, que por cierto nadie lee, pero hay que ser los primeros en enviar el meme del día y entre tanto de todo se pierde la información importante, la interesante, la que sí hay que tomar en cuenta o la que nos hace reflexionar, no para entrar en un estado de trance Zen, sino una reflexión fundamentada que complemente conocimiento y avive el criterio.
Temo que la reclusión en nuestras casas, sufra de una o varias FASES EXTRA de reclusión conforme avance el confinamiento y distancia “nada-sana”, como las restricciones que pudieran solicitar algunas personas, pidiendo que no manden nada porque su celular sólo lo utilizarán para “cosas de trabajo”.
Y tendrán toda la razón, es su prerrogativa sobre todo ahora que hay que sacar adelante la economía.
Supongo que decidir a quien enviar un mensaje de esa naturaleza es muy similar -con toda la debida distancia- a la decisión que debe tomar un médico en cuanto a priorizar los cuidados y atención de un paciente, por no mencionar quien vive y quien muere sobre todo en estos tiempos.
Supongo que por su cabeza no pasa poner esa restricción a la familia de su primer círculo y un poco más allá.
Supongo que en cuanto a sus amistades más cercanas tendrá que sacrificar a algunas, pero bajo qué criterio lo hará.
Supongo que, por supuesto, nunca sacrificaría el contacto aún cuando esté a la distancia -o cercanía virtual-, con la persona amada o con quien tiene un interés particular, porque seguramente querrá saber su status del día, tener un remanso de paz sabiendo cómo está y con la certeza de que en cualquier momento se pueden llamar por teléfono o videollamada, lo que tendrá sí, un alto costo en tiempo mermando sus horas productivas, pero que valdrá la pena.
También supongo que esa selección conlleva mucho de un sentido de supervivencia y desapego.
Será como hacer una limpia a los cajones. Las personas podríamos tratar o ser tratadas como cosas que alguna vez fueron útiles y bonitas, pero ya no, o por lo menos no por el momento.
El asunto es que ese “momento” no sabemos cuánto dure. La SANTA DISTANCIA será quien le dé la bendición a algunos o la excomunión a otros.
Pienso en el día en que volveremos a salir a las calles, caminarlas, reconocer el camino, reconciliarnos con las distancias recorridas y las que falten por hacer.
Pienso en cómo será el primer abrazo de quien tanto extraño.
Pienso en las flores marchitas que se quedaron en las manos del enamorado y que no llegaron a su destino, por lo pronto.
Pienso en los cumpleañeros en solitario.
Pienso en los abuelos que morirán sin ser despedidos.
Pienso en los amores fallidos porque un mes sin la conquista, desinfla cualquier buena intención.
Pienso en lo que la distancia fortalecerá y también en los estragos que hará.
Pienso en las relaciones rotas y en los que ven su oportunidad para romperlas.
Bien por quienes deciden TOMAR DISTANCIA y usar su WhatsApp sólo para cosas de trabajo. Y como yo no soy cosa de trabajo, pensaré que soy SPAM para esa persona.
Bien por su prerrogativa, pero yo prefiero desvelarme quitando tanta basura de mi celular y mantener la cercanía con mi gente porque para mi son “personas de primera necesidad”.
Yo solamente les diría a esas personas: “Discúlpame por contribuir a tu Spam, pensé que enviarnos mensajes era mantener la cercanía a pesar de la Santa Distancia”.
Nos tenemos tan cerca y tan lejos.
Sentimos la intensidad de la distancia
LA vuelta a la normalidad si es que así se le podrá llamar, ya no será la misma.
Ya no seremos los mismos.
Me encanto!!!!