Al hablar del retorno a la nueva normalidad de las empresas es hablar de una empresa reinventada.
Las viejas formas no volverán. Podrán regresar muchos colaboradores a sus espacios laborales, pero Incluso su distribución en el espacio será distinta. Respetando la Sana Distancia, habrá cristales o acrílicos como escudos protectores. La forma de convivencia en el área del café y otros espacios a donde hace apenas unos meses era de una forma, también habrán cambiado.
La situación por Covid-19, obligó a las empresas a reinventarse. Se priorizó el trabajo remoto en aquellas áreas que era posible realizarlo eliminando horas terribles de tránsito vehicular. La tecnología en esa situación ha sido una gran aliada y funciona bien.
Las empresas regresarán a su operación, pero ya no será a lo mismo. Sus estructuras deben reinventarse. Los índices que medían eficiencia ahora adicionalmente tendrán que medir resistencia al mismo tiempo que deben fortalecer su capacidad de flexibilidad.
En los equipos de trabajo la experiencia se valora y deben estar orientados a la toma de decisiones rápidas en el día a día.
De las estructuras tradicionales se deberá tomar aquellas partes que, en su fortaleza, funcionen en la nueva realidad. No todo es desechable, sólo adecuarlo.
Siempre he insistido que hoy más que nunca es la época de las Alianzas y hay que hacer la elección adecuada de quienes van de la mano con nosotros.
Las ventajas competitivas hay que fincarlas en fortalezas que se sostengan en el tiempo y no fundamentarlas solamente porque están de moda.
Es obvio que la digitalización de los procesos ha crecido exponencialmente. En el aspecto de ventas todo está orientado al E-Commerce y en el de promoción todo está inclinado hacia las redes sociales.
En definitiva, en la nueva normalidad se debe repensar la estructura de la organización.
Regresar no significa regresar a hacer lo mismo.
Y aceptar el cambio es dibujar un nuevo horizonte.